Depresión en adultos mayores
La Organización Mundial de la Salud estima que un 3,8% de la población experimenta depresión. En adultos mayores, sin embargo, el porcentaje aumenta, llegando al 5,7% de la población de mayores de 60 años. La depresión en adultos mayores puede ser difícil de reconocer, con síntomas diferentes que los de las personas más jóvenes. El 13 de enero se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión. Queremos aprovechar la jornada para hablar sobre algunos de los temas más importantes relacionados con la depresión en adultos mayores.
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno mental común que implica un estado de ánimo deprimido o pérdida de placer y/o interés durante largos periodos de tiempo. Supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria.
La depresión puede clasificarse en tres tipos. En primer lugar, se encuentra la depresión endógena, que tiene un origen biológico, con un alto componente genético y una menor influencia de factores externos. Por otro lado, existe la depresión psicosocial, consecuencia de unos acontecimientos externos, como pueden ser problemas laborales o malas relaciones. Finalmente, se encuentra la depresión secundaria, provocada por enfermedades o fármacos.
Causas y factores de riesgo
La depresión generalmente se produce por la relación entre unos factores biológicos (como pueden ser cambios hormonales, componentes genéticos o alteraciones en los neurotransmisores) con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, los mecanismos de defensa psicológicos).
Su desarrollo puede estar provocado por múltiples factores. Para algunos, puede ser consecuencia de cambios en el cerebro. Otros pueden experimentarla debido a un fuerte acontecimiento o como consecuencia de un diagnóstico médico. Las investigaciones muestran que son varios los factores que pueden estar relacionados con la depresión, pero que no tienen por qué derivar necesariamente en esta.
Síntomas de la depresión
Según la OMS, algunos de los síntomas más frecuentes relacionados con la enfermedad son:
- Dificultades para concentrarse
- Sentimiento de culpa excesiva, de baja autoestima y tristeza.
- Falta de esperanza acerca del futuro
- Pensamientos de muerte o suicidio
- Alteraciones del sueño
- Cambios en el apetito o en el peso
- Sensación de cansancio acusado o de falta de energía.
En función del número y la intensidad de los síntomas, además de la repercusión que tengan en el día a día del paciente, los episodios depresivos pueden clasificarse en leves, moderados o graves.
Hay que destacar que la depresión en adultos mayores suele ser difícil de reconocer, ya que puede manifestarse con síntomas diferentes de los descritos anteriormente. En algunas personas mayores, la tristeza no es uno de los síntomas principales. Algunos de los síntomas que tienen las personas mayores son la pérdida de memoria, cambios de personalidad y estado de ánimo, dolores físicos, fatiga, pérdida de apetito, problemas de sueño o pérdida de interés.
Es de gran importancia estar atentos a los cambios de comportamiento que puedan tener lugar y acudir a un especialista cuando se observen formas de funcionar diferentes de las habituales.
Deterioro cognitivo y depresión en adultos mayores
La relación entre la demencia y la depresión en adultos mayores es muy estrecha. Las personas afectadas por una depresión suelen manifestar síntomas como apatía, problemas de concentración y olvidos frecuentes. Por otro lado, el paciente de Alzheimer experimenta cambios importantes en su vida, lo que puede llevarle al aislamiento y a la soledad. Según la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa), la depresión es el síntoma más frecuente de la enfermedad de Alzheimer, sobre todo en estadios iniciales.
Aunque son muchas las investigaciones que hablan de esta cuestión, no hay unanimidad en afirmar qué es causa y que consecuencia. No hay consenso en clarificar si la depresión es un factor causal de la demencia o si es una manifestación clínica de las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer.
¿Cómo acompañar a una persona mayor?
La depresión es una enfermedad común, que padecen muchas personas y que tiene tratamiento. Los familiares y su entorno más cercano juegan un papel muy relevante. En ocasiones, este acompañamiento puede no ser fácil, ya que lo normal es tener el deseo de poder ayudar pero no saber cómo hacerlo.
Lo primero que recomendamos es informarse sobre la enfermedad. Es uno de los aspectos más importantes, ya que hay mucho mito relacionado con la depresión. Una de las cuestiones más fundamentales para poder ayudar a alguien que sufre depresión es conocer bien la enfermedad.
Por otro lado, se debe evitar banalizar sobre el tema o utilizar frases que intenten simplificar la enfermedad. Tampoco es acertado obligar a la persona a hablar, ni presionarla para hacer algo que no desea. La familia debe ser consciente de que la persona no está experimentando su mejor momento, por lo que puede observar cambios o modos de funcionar diferentes a los habituales. Es importante ser paciente, mostrando cercanía y cariño de forma constante.
Escuchar sus preocupaciones con interés, fomentar que no abandone sus aficiones o tareas cotidianas, ofrecer ayuda o procurar que siga las indicaciones médicas son acciones que pueden ayudar a mostrar el cariño y apoyo que necesita la persona afectada por la enfermedad.
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