La osteoporosis es una enfermedad muy común llegada cierta edad. Los síntomas de la osteoporosis nos avisan de la posibilidad de desarrollar esta enfermedad. Mediante tratamientos específicos podemos retrasar sus consecuencias, mejorando la calidad de vida de los pacientes.

Qué es la osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad que genera una disminución de la densidad de masa ósea, lo que lleva a tener huesos más frágiles y susceptibles a fracturas. A nivel microscópico, el hueso está compuesto por tejido óseo trabecular y cortical, en la osteoporosis, estas estructuras se vuelven más delgadas y porosas.

La enfermedad puede desarrollarse silenciosamente durante años y, a menudo, no presenta síntomas hasta que ocurre una fractura. Las áreas más comunes para estas fracturas incluyen la muñeca, la columna vertebral y la cadera.

Factores como la edad avanzada, la menopausia, un bajo peso corporal, la falta de calcio y vitamina D, así como ciertos medicamentos y enfermedades, pueden aumentar el riesgo de osteoporosis. También tiene un componente genético, y antecedentes familiares pueden influir en el riesgo.

Síntomas de la osteoporosis

La osteoporosis es conocida como una enfermedad silenciosa porque, a menudo, no presenta síntomas evidentes en sus primeras etapas. Muchas personas solo descubren que tienen osteoporosis cuando sufren una fractura tras un golpe menor, sin embargo, cuando la enfermedad progresa, puede manifestar los siguientes síntomas:

• Fracturas: Estas pueden ocurrir con facilidad, incluso con acciones tan simples como toser, agacharse o levantar un objeto ligero.
• Dolor de espalda: Causado por una fractura o colapso vertebral.
• Pérdida de estatura: Con el tiempo, una persona puede volverse más baja debido al colapso de las vértebras.
• Postura encorvada: También conocida como joroba de viuda o cifosis.
• Dolor óseo o muscular.

Es crucial tener en cuenta que estos síntomas no siempre están presentes, y es posible tener osteoporosis sin experimentar ningún síntoma notable, por esta razón, las pruebas de densidad ósea son esenciales para diagnosticar la enfermedad en sus etapas tempranas, especialmente en personas con factores de riesgo.

Tratamientos ante casos de osteoporosis

El tratamiento de la osteoporosis se enfoca en frenar o detener la pérdida ósea, prevenir fracturas y reducir el dolor. Las opciones de tratamiento incluyen:

• Medicamentos bifosfonatos: Estos son los medicamentos más comunes prescritos para la osteoporosis. Incluyen alendronato (Fosamax), risedronato (Actonel, Atelvia), ibandronato (Boniva) y ácido zoledrónico (Reclast, Zometa). Estos medicamentos ayudan a reducir el riesgo de fractura al inhibir la resorción ósea.
• Raloxifeno (Evista): Actúa como el estrógeno en el hueso, protegiendo su densidad.
• Denosumab (Prolia, Xgeva): Es un anticuerpo monoclonal que actúa de manera más específica en el hueso, inhibiendo una vía específica de resorción ósea.
• Terapia de reemplazo hormonal (HRT): Está indicada para algunas mujeres menopáusicas, pero hay que considerar los riesgos y beneficios.
• Teriparatida (Forteo) y Abaloparatida (Tymlos): Estos son análogos de la hormona paratiroidea y actúan estimulando la formación ósea.
• Romosozumab (Evenity): Es un medicamento que no solo disminuye la resorción sino que también aumenta la formación ósea.
• Suplementos de calcio y vitamina D: Son esenciales para mantener la salud ósea. La vitamina D mejora la absorción de calcio.
• Ejercicio: El ejercicio de carga, como caminar, correr y levantar pesas, puede ayudar a fortalecer los huesos y mejorar el equilibrio, lo que reduce el riesgo de caídas.
• Terapia física: Puede ayudar a mejorar la fuerza, el equilibrio y la postura.

Es fundamental que cada persona consulte con su médico las opciones acerca del tratamiento, considerando los beneficios, riesgos y efectos secundarios, y adaptando la terapia según su situación individual y el grado de osteoporosis.

Las pruebas de densidad ósea para prevenir la osteoporosis

Las pruebas de densidad ósea, también conocidas como densitometrías, miden la cantidad de minerales óseos (especialmente calcio) contenidos en una determinada sección de hueso. Estas pruebas son esenciales para diagnosticar osteoporosis y evaluar el riesgo de fracturas.

• Densitometría ósea de doble energía de rayos X (DXA o DEXA): Esta es la técnica más común y estándar para medir la densidad ósea. La DXA utiliza dos haces de rayos X de diferentes energías para analizar el hueso y los tejidos blandos por separado, proporcionando imágenes detalladas y una medición precisa de la densidad ósea en diferentes áreas, especialmente en la cadera y columna vertebral.
• Densitometría ósea periférica de doble energía de rayos X (pDXA): Es similar a la DXA, pero se utiliza para medir la densidad ósea en áreas periféricas, como el antebrazo, la muñeca, el dedo o el talón.
• Ultrasonido del talón: Aunque no es tan preciso como la DXA, este método utiliza ondas sonoras para medir la densidad ósea en el talón. Es una prueba portátil y se utiliza a veces en farmacias.
• Tomografía cuantitativa computarizada (QCT): A diferencia de la DXA que mide la densidad ósea promedio en 2D, la QCT proporciona una imagen tridimensional. Esta prueba mide la densidad ósea vertebral y puede identificar cambios más sutiles en la densidad ósea que la DXA.
• Densitometría ósea periférica cuantitativa por tomografía computarizada (pQCT):

Mide la densidad ósea en áreas periféricas, como la muñeca, utilizando la tomografía computarizada.

La elección de la prueba dependerá del equipo disponible, de la parte del cuerpo que se quiere evaluar, y de otras consideraciones clínicas. La DXA es la más utilizada para el diagnóstico clínico de la osteoporosis debido a su precisión, rapidez y baja exposición a la radiación.

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