Cómo el calor afecta a la eficacia de los medicamentos
El periodo estival trae consigo días largos y soleados, pero también un aumento considerable de las temperaturas. Para las personas mayores, este cambio estacional puede representar un desafío adicional. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo se vuelve menos eficiente para regular la temperatura corporal, lo que puede agravar las enfermedades comunes en personas mayores, como la hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardíacas. Además, el calor excesivo puede provocarles problemas adicionales como alteración de la función renal, deshidratación, baja presión arterial, y estrés térmico, lo que empeora los síntomas de las otras enfermedades preexistentes. Pero no solo eso: las altas temperaturas pueden alterar la manera en que el cuerpo procesa los medicamentos, modificando su absorción, distribución y eliminación, lo que puede llevar a efectos secundarios inesperados o a una reducción de su efectividad. Y sabemos que, las personas mayores, solo para regular determinados desajustes o enfermedades habituales, habitualmente tienen prescritos medicamentos comunes. Es crucial, en consecuencia, que tanto familiares como ellos mismos, sean conscientes de estos riesgos y de cómo el calor afecta a la eficacia de los medicamentos.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima que cada verano se incrementan las visitas a emergencias relacionadas con reacciones adversas a medicamentos en personas mayores. Otro informe del Ministerio de Sanidad de España revela que el 30% de las hospitalizaciones en mayores de 65 años durante olas de calor están relacionadas con problemas en la medicación, bien sea por su conservación inadecuada o por una alteración en la metabolización debido a las altas temperaturas . Estos datos subrayan la importancia de tomar precauciones adicionales durante el verano para garantizar la seguridad y la salud de nuestros mayores.
El impacto del calor en la metabolización de medicamentos
Lo primero que tenemos que saber con certeza es que a medida que las temperaturas aumentan, el cuerpo trabaja más para mantener una temperatura interna estable. Este esfuerzo adicional, ya lo hemos dicho, puede tener un efecto significativo en la metabolización de los medicamentos en las personas mayores. El calor puede afectar el flujo sanguíneo y, por ende, a la distribución de los medicamentos en el cuerpo. Con un flujo sanguíneo alterado, la entrega de medicamentos a los tejidos y órganos puede no ser tan eficiente, reduciendo su efectividad.
Por todo esto, es vital estar atentos a los cambios en la salud de las personas mayores durante los meses de verano y ajustar sus regímenes de medicación según sea necesario bajo la supervisión de un profesional de la salud. Lo veremos más adelante.
Por otra parte, si los medicamentos no se conservan de forma adecuada, las altas temperaturas pueden tener un efecto negativo sobre ellos, pudiendo llegar a mermar su efectividad. El calor puede llegar a degradar los principios activos del fármaco, pudiendo provocar que el efecto del medicamento se vea comprometido y, por tanto, suponga un riesgo para la salud. Este es uno de los puntos más importantes de cómo el calor afecta a la eficacia de los medicamentos.
Por último, también puede afectar a la forma, pudiendo generar un riesgo en su consumición. En este escenario, el principio activo puede no verse comprometido, pero la protección exterior sí que se vea afectada. Cuando la apariencia de un medicamento cambia (ya sea el color de una crema, su consistencia o cápsulas derretidas) el producto debe desecharse correctamente en un punto SIGRE, una entidad sin ánimo de lucro encargada de garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y restos de medicamentos que se generan en los hogares.
Medicamentos comunes afectados por el calor
Existen principalmente dos complicaciones de gravedad asociados a las altas temperaturas: el síndrome de agotamiento-deshidratación (tiene lugar cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere y su cuerpo no tiene suficientes líquidos para funcionar bien) y el golpe de calor (incremento de la temperatura corporal durante un tiempo prolongado). Los medicamentos, de por sí, no son desencadenantes de estas enfermedades del calor, pero algunos fármacos, en situación de temperaturas elevadas, pueden contribuir al empeoramiento de los estados patológicos graves causados por una excesiva exposición al calor.
En cuanto al primer caso, los adultos mayores tienen un volumen menor de agua en el cuerpo, y pueden tomar medicamentos que aumentan el riesgo de esta deshidratación. Los fármacos diuréticos pueden favorecer esta deshidratación. Además, algunos medicamentos antiinflamatorios, antihipertensivos o antidiabéticos pueden afectar a la funcionalidad del riñón. Un informe del ‘Journal of Geriatric Pharmacotherapy’, por ejemplo, señala que los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) pueden aumentar el riesgo de problemas renales durante periodos de calor intenso. Un ejemplo de cómo el calor afecta a la eficacia de los medicamentos.
En cuanto al golpe de calor, conviene prestar atención a los fármacos que pueden alterar la termorregulación del cuerpo. Entre estos, se encuentran los que reducen la sudoración, como los antihistamínicos, los antidepresivos o los fármacos para el Parkinson. En un artículo reciente de la revista ‘Pharmacology Research & Perspectives’, se destaca que los pacientes que toman antidepresivos o antipsicóticos pueden experimentar un aumento en los efectos secundarios debido al calor, ya que estos medicamentos pueden interferir con la capacidad del cuerpo para regular la temperatura.
Aparte de lo dicho, y al margen de las consecuencias en la salud de las personas mayores que pudieran ocasionar las altas temperaturas por sí mismas, también hay que considerar que algunos medicamentos citados también son especialmente sensibles al calor y pueden perder efectividad. Entre ellos se encuentran los referenciados antihipertensivos, como los inhibidores de la ECA y los bloqueadores de los canales de calcio. Además, los medicamentos para la diabetes, como la insulina, deben mantenerse a temperaturas específicas para conservar su eficacia. Según un estudio publicado por el Instituto Nacional de la Salud, los medicamentos para el corazón y los que afectan el sistema nervioso central también pueden verse comprometidos por el calor extremo.
Precauciones para la conservación de los medicamentos
La conservación adecuada de medicamentos en verano es necesaria para que estos conserven sus características de calidad, seguridad y eficacia. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ofrece cinco consejos a seguir en caso de ola de calor:
- Leer atentamente el prospecto, donde siempre están indicadas las instrucciones de conservación de los medicamentos.
- Los medicamentos a conservar entre +2ºC y +8ºC deben conservarse siempre en nevera.
- Algunas formas farmacéuticas (cremas, óvulos, supositorios,…) son más sensibles a las elevaciones de temperatura. En estos casos, si al abrirlas su aspecto se ha modificado, no deben utilizarse.
- Si se realizan viajes, es desaconsejable mantener los medicamentos en maleteros o habitáculos de los coches a pleno sol porque se pueden alcanzar temperaturas muy elevadas.
- Los medicamentos a conservar a no más de 30ºC no se degradan en una ola de calor porque las temperaturas superiores a 40ºC en España son puntuales y no constantes durante todo el día. Además, los lugares recomendados para su almacén son sitios frescos y secos, por lo que en esos lugares la temperatura será menor.
Consejos prácticos para manejar las reacciones adversas a medicamentos en verano
Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, las personas mayores deben ser conscientes de que son un grupo de riesgo.
Ante cualquier signo de reacción adversa a los medicamentos durante el verano, es fundamental actuar rápidamente. Los síntomas pueden incluir mareos, desmayos, náuseas, confusión o cambios en la presión arterial. Si se presentan estos síntomas, consulte a un profesional de la salud de inmediato. Mantenga un registro de todos los medicamentos que está tomando y cualquier reacción que experimente, ya que esta información será crucial para su médico.
Mantenerse bien hidratado es uno de los consejos más importantes para evitar problemas con la medicación durante el verano. La deshidratación puede aumentar la concentración de medicamentos en el cuerpo y agravar los efectos secundarios. Beber agua regularmente y evitar el alcohol y las bebidas con cafeína, que pueden deshidratar, es esencial. También es recomendable evitar la exposición al sol durante las horas más calurosas del día y permanecer en lugares frescos y bien ventilados.
Finalmente, ajuste los horarios de toma de medicamentos según las recomendaciones de su médico. A veces, cambiar la hora del día en que se toma un medicamento puede ayudar a minimizar los efectos del calor. Por ejemplo, tomar ciertos medicamentos en las horas más frescas del día puede reducir el riesgo de efectos adversos. Siempre consulte con su médico antes de hacer cualquier cambio en su régimen de medicación.
Al seguir estos consejos y estar atentos a los efectos del calor, podemos ayudar a nuestros mayores a disfrutar de un verano más seguro y saludable. Mantener un diálogo abierto con los profesionales de la salud y estar bien informados son las mejores herramientas para proteger la salud de nuestros seres queridos. Tener conocimientos de cómo el calor afecta a la eficacia de los medicamentos nos ayudará a cuidar mejor de nuestros mayores.
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