Insuficiencia renal en personas mayores
Desde el año 2006, el segundo jueves del mes de marzo se celebra el Día Mundial del Riñón, una efeméride instaurada por la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF), y que tiene como finalidad concienciar sobre las enfermedades renales, para aumentar la prevención y detección precoz. El 10% de la población mundial sufre de alguna enfermedad renal crónica, pero no suelen darse cuenta hasta que el problema ya se encuentra bastante avanzado. Tratamos en este artículo la insuficiencia renal en personas mayores, esclareciendo sus síntomas, factores de riesgo y tratamiento.
¿Qué es la insuficiencia renal?
Los riñones son los encargados de eliminar los desperdicios de la sangre y el exceso de agua, desechando estos residuos en forma de orina. Además, trabajan para mantener un equilibrio de las sustancias químicas del cuerpo, como el sodio, potasio y calcio. Producen hormonas que controlan la presión arterial, producen glóbulos rojos y mantienen los huesos fuertes. La insuficiencia renal ocurre cuando los riñones pierden estas capacidades. Cuando esto sucede, pierden la capacidad de filtración y puede desequilibrarse la composición química de la sangre.
Tipos de insuficiencia renal
La insuficiencia renal puede clasificarse de dos maneras:
- Insuficiencia renal aguda: el riñón, bruscamente, deja de trabajar, y lo hace durante horas o días. Habitualmente, suele ser reversible con tratamiento adecuado y no suele dejar secuelas. Suele ser un efecto secundario de una cirugía complicada o una infección o lesión grave.
- Insuficiencia renal crónica: tiene lugar cuando la alteración renal se mantiene en el tiempo. Avanza de manera progresiva. La función renal se va deteriorando poco a poco, y ese deterioro es actualmente irreversible. El envejecimiento es uno de los principales factores relacionados con esta enfermedad. La edad y el paso de los años debilita las funciones de los riñones, derivando en ocasiones en insuficiencia renal en adultos mayores.
Síntomas de la enfermedad en adultos mayores
Los riñones evitan la acumulación de toxinas y el exceso de líquidos en nuestro organismo, equilibrando sales y minerales en sangre. Con la insuficiencia renal los riñones no realizan correctamente estas funciones, pudiendo generar algunos de estos síntomas:
- Hinchazón, generalmente en las piernas, los pies o los tobillos
- Dolores de cabeza
- Sensación de picor
- Cansancio durante el día y dificultad para dormir por la noche.
- Sentirse mal del estómago, perder el gusto o sentimiento de poco apetito.
- Producir poca orina
- Calambres musculares
- Dolor o rigidez en las articulaciones
- Problemas de concentración o de memoria.
- Hipertensión arterial.
- Anorexia, náuseas y vómitos.
Son síntomas que pueden sentirse de forma gradual o paulatina, pudiendo pasar inadvertidos incluso para el propio paciente. Es uno de los motivos por los que es una enfermedad que suele detectarse en una fase avanzada.
Factores de riesgo de la insuficiencia renal
Alguno de los factores de riesgo más comunes para la insuficiencia renal en adultos son:
- Estar hospitalizado, especialmente si es consecuencia de una enfermedad grave.
- La edad. El paso de los años debilita la capacidad de trabajo de los riñones, pudiendo experimentar dificultades para cumplir sus funciones.
- Diabetes. Es un efecto secundario común en esta enfermedad.
- Presión arterial alta. Es una de las causas principales de la insuficiencia renal. El corazón trabaja más intensamente, y esto puede dañar los vasos sanguíneos de los riñones.
- Insuficiencia cardíaca
- Algunos tipos de cáncer y sus tratamientos
¿Cómo se trata la enfermedad?
En el caso de la insuficiencia renal aguda, el tratamiento consiste en primer lugar en corregir aquello que ha causado la enfermedad. El resto del tratamiento está enfocado en la estabilización del paciente y el tratamiento de los síntomas que esté sufriendo debido a la insuficiencia renal.
En el caso de la insuficiencia renal aguda en personas mayores, lo más importante es la detección precoz. Es la única forma de evitar complicaciones serias, prever las secuelas a largo plazo y frenar el desarrollo de la enfermedad. El tratamiento más conservador está enfocado en control de las enfermedades y patologías derivadas de la enfermedad. Fármacos protectores de la función renal, correctores hormonales, etc. También se trata a través de un control de la alimentación, restringiendo el consumo de sal, proteínas, alimentos ricos en fósforo y potasio.
En caso de que la insuficiencia renal empeore, es necesario el tratamiento mediante diálisis. Consiste en hacer el trabajo que harían unos riñones sanos. Depor la sangre y ayuda al organismo a eliminar los desechos. Muchos médicos recomiendan la diálisis cuando los análisis de sangre muestran que los riñones ya no pueden filtrar adecuadamente los productos de desecho y su acumulación causa problemas.
Finalmente, en algunos casos es necesario el trasplante renal. Es una operación relativamente sencilla, pero que no está recomendada en todos los casos. Se da en aquellos que tienen una insuficiencia crónica terminal, y tras un estudio previo del paciente, ya que no todos los pacientes con insuficiencia renal pueden ser trasplantados.
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