Bajas temperaturas: un factor importante en el cuidado de los mayores

El cambio de estaciones no conlleva, únicamente, alteraciones externas. En los meses de invierno llega el frío y con la llegada de las bajas temperaturas cambiamos la ropa del armario. En primavera renace la naturaleza. En verano llega el calor y la playa. En otoño caen las hojas de los árboles. Pero todas estas cuestiones, más o menos externas, tienen consecuencias en el estilo de vida, en la rutina, en el desarrollo o en la agudeza de algunas enfermedades, etc. 


El invierno tiene impacto en todos, pero afecta especialmente a las personas mayores. A través de este post, queremos aportar información de interés para acompañar a nuestros mayores durante el frío, con el fin de que así puedan disfrutar de un invierno activo a pesar de que las circunstancias climatológicas puedan, en ocasiones, invitar a lo contrario.

Efectos sobre la salud de las bajas temperaturas

Son conocidos los efectos que las altas temperaturas suponen en la población. Gracias a las campañas de sensibilización realizadas durante la última década en la temporada de verano todos conocemos los peligros que se derivan de los calores extremos. No ocurre lo mismo con el frío, quizá porque los efectos de las bajas temperaturas no ocurren de una forma tan aguda y repentina como en el caso de las altas temperaturas. 

El frío intenso afecta negativamente a la salud, tanto de forma directa como indirecta. Tal y como se indica en el Plan Nacional de actuaciones preventivas por bajas temperaturas 2022-2023, “con frecuencia, el frío conduce a un sobre estrés del organismo que puede dar lugar a una descompensación orgánica que agrava enfermedades crónicas en población vulnerable”. 

Las temperaturas interiores por debajo de 12°C ponen en marcha cambios fisiológicos en el organismo que favorecen la formación de trombos en las arterias coronarias y cerebrales. La exposición a bajas temperaturas tanto en el exterior como en el interior disminuye la capacidad del sistema inmunológico para combatir las infecciones. Esto favorece que en los climas templados, las epidemias estacionales se produzcan sobre todo durante el invierno. Es por este motivo por lo que en España la mayoría de los casos de gripe ocurren durante esta temporada del año.

Finalmente, una consecuencia clara de las bajas temperaturas es la disminución de la movilidad, sobre todo de las personas mayores. Los síntomas de la artritis empeoran en los lugares fríos y húmedos; la fuerza y la destreza disminuyen a medida que bajan las temperaturas. Además, la nieve y la formación de placas de hielo aumentan el riesgo de caídas, accidentes de tráfico, disminuyendo también el acceso a los servicios esenciales.

Consejos para acompañar a nuestros mayores en un invierno activo

Estas condiciones climatológicas suponen un reto para las personas mayores, que por todos estos factores pueden tender a la reducción de actividad. Es necesario ofrecer la ayuda y el acompañamiento necesario para acompañar a nuestros mayores en esta época del año. Ofrecemos, de esta forma, un listado de recomendaciones que pueden servir para lograr que las bajas temperaturas no impidan un invierno activo:

  • En primer lugar, debemos protegernos del frío adecuadamente, llevando ropa acertada. Hay que hacer especial hincapié en las zonas de pérdida de calor como son la cabeza, las manos, los pies y el cuello. Además, conviene tener en cuenta que varias capas de ropa fina protegen más que una sola gruesa, al formar cámaras de aire aislante entre ellas. 
  • Es muy importante tener en cuenta la climatología. Debemos consultar las fuentes oficiales en las que nos detallen la situación, y su evolución a lo largo del día. Tanto la temperatura como la humedad o las precipitaciones. Esto es esencial para evitar sorpresas e imprevistos en caso de salir al exterior.  
  • La vacunación, como recordamos recientemente, es la mejor herramienta preventiva de las enfermedades propias de la estación de invierno, como puede ser la gripe o el coronavirus. 
  • La alimentación y la hidratación adecuada tienen una alta influencia en la prevención de riesgos asociados a las bajas temperaturas. Es bueno tomar frutas y verduras, ya que contienen vitamina A y vitamina C, determinantes en la protección del frío. También es importante recordar que, con la bajada de temperaturas, disminuye la sed. Pero la hidratación sigue siendo igualmente necesaria. 
  • El cuidado de todos estos factores puede ayudar al desarrollo de ejercicio físico, ya sea al aire libre dando paseos o realizando deporte desde casa. El ejercicio regular mejora la salud cardiovascular, fortalece los músculos y promueve el bienestar emocional. A pesar del clima frío, la actividad física de los mayores es de vital importancia para una vida saludable y activa.

En relación a este último punto, puede ser de especial interés el servicio de entrenador personal ofrecido por Brunimarsa, donde se ofrece un servicio de profesionales cualificados especializados en el entrenamiento de personas mayores o con problemas de movilidad

En definitiva, y como hemos visto en este post, las bajas temperaturas tienen consecuencias importantes en la salud y bienestar de los mayores. Estos efectos, de todas formas, pueden paliarse, consiguiendo así que el frío no suponga un impedimento para mantenerse activo durante estos meses. Esperamos que estos consejos ayuden a brindar a nuestros mayores la ayuda, el cariño y el acompañamiento que tanto se merecen.  

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