Día Internacional de las Personas Mayores: cuidar a los que siempre nos cuidaron, un compromiso de amor
En 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 1 de octubre como el Día Internacional de las Personas Mayores, con el objetivo de crear conciencia sobre el impacto del envejecimiento en nuestras sociedades. Este día busca no solo reflexionar sobre el aumento de la población mayor, sino también promover la solidaridad intergeneracional y mejorar la calidad de vida de las personas mayores, a menudo invisibilizadas en nuestra vida cotidiana.
Un mundo que envejece
El envejecimiento de la población está transformando las estructuras sociales en todo el mundo. Hoy, la esperanza de vida en más de la mitad de los países supera los 75 años, un salto significativo si comparamos con los 50 años de media que se registraban en 1950. Este crecimiento demográfico ha generado cambios profundos en la forma en que cuidamos y necesitaremos ser cuidados, no solo en lo personal sino también en lo social.
Se espera que para 2030, el número de personas mayores supere al de jóvenes en todo el mundo. Este cambio no es solo una cuestión de cifras, sino una llamada a la acción, un toque de atención. Nos enfrentamos a un desafío en el ámbito de los cuidados, que abarca tanto a quienes necesitan asistencia remunerada como no remunerada, en entornos tanto formales como informales. Es imprescindible crear sistemas de atención que no solo respondan a las necesidades físicas, sino también a las emocionales y sociales de nuestros mayores.
El reto de la soledad no deseada
En el marco del Día Internacional de las Personas Mayores de este año, cuyo lema es «Envejecer con dignidad: reforzar los sistemas de atención y asistencia a las personas mayores en todo el mundo», es crucial visibilizar una realidad que afecta a millones de personas en nuestro país: la soledad no deseada.
La soledad en la tercera edad no es solo un problema físico, sino un desafío emocional. El acompañamiento se convierte en una necesidad urgente. La soledad no deseada no discrimina, afecta a cualquiera, pero las personas mayores son especialmente vulnerables. Según datos recientes aportados por el ‘Barómetro de la soledad no deseada’, en España un 20% de la población experimenta soledad no deseada, con un impacto desproporcionado entre las personas mayores de 75 años, especialmente mujeres. Este aislamiento emocional puede derivar en problemas de salud mental, como la depresión, y empeorar la calidad de vida en general.
Como sociedad, tenemos el deber de visibilizar esta situación y buscar soluciones. Es esencial entender que la soledad no deseada puede prevenirse y que todos podemos aportar para que las personas mayores de nuestro entorno se sientan acompañadas y valoradas. Con pequeños gestos de empatía y atención, podemos marcar una diferencia en la vida de quienes enfrentan este tipo de aislamiento.
En Brunimarsa creemos firmemente que es fundamental que hablemos de esta problemática, pero sobre todo debemos actuar: debemos ser capaces de detectar y acompañar a quienes más lo necesitan. Esta es una tarea que no podemos asumir de manera aislada; requiere la colaboración activa de las instituciones, las asociaciones y todos aquellos que forman parte del tejido social.
El valor de la experiencia
A menudo, la sabiduría de las personas mayores queda oculta bajo los estigmas que la sociedad impone al envejecimiento. Sin embargo, sus vivencias y conocimientos son un legado irremplazable. En un mundo cada vez más acelerado y digitalizado, ellos son guardianes de una experiencia vital que ninguna tecnología puede sustituir.
Cada persona mayor tiene una historia que contar, una lección que compartir. No debemos olvidar que nuestras raíces están en sus experiencias. En este sentido, el Día Internacional de las Personas Mayores también es una oportunidad para revalorizar el papel de nuestros mayores como transmisores de cultura, historia y valores.
Promoviendo un envejecimiento activo
El envejecimiento no tiene por qué significar renunciar a la vida activa. Mantenerse física y mentalmente activos es fundamental para el bienestar en la vejez. La ciencia ha demostrado que la actividad física y la estimulación cognitiva contribuyen a una vida más larga y saludable. Por ello, es importante que desde la sociedad se fomente el envejecimiento activo, ya sea a través de actividades recreativas, culturales o simplemente manteniendo vivas las relaciones sociales.
Las personas mayores que participan en actividades significativas para ellos, no solo experimentan una mejora en su salud física, sino también en su bienestar emocional. Esta etapa de la vida no debe, de ninguna forma, verse como un ocaso, sino como una oportunidad para seguir aprendiendo, disfrutando y creciendo.
Por eso en Brunimarsa creemos que debemos luchar por erradicar el edadismo en el mercado laboral. Las personas mayores tienen mucho que aportar, y como sociedad, debemos valorar su experiencia y facilitar su integración en el ámbito profesional, si así lo desean. El envejecimiento activo no es solo una cuestión de bienestar físico, sino también de inclusión en todos los aspectos de la vida.
La solidaridad en el cuidado
El envejecimiento de la población plantea una responsabilidad compartida. No siempre es posible que las familias estén presentes en todo momento, lo que hace aún más importante que el sistema de cuidados sea eficiente y humano. Tanto los cuidadores familiares como los profesionales desempeñan un papel vital para garantizar el bienestar de las personas mayores.
No obstante, debemos recordar que el cuidado no es solo una tarea técnica. Va mucho más allá. Implica afecto, empatía y respeto hacia aquellos que han sido parte de nuestras vidas. Cuidar es, ante todo, un compromiso de amor hacia quienes nos cuidaron primero.
Este Día Internacional de las Personas Mayores es una oportunidad para recordar la importancia de ese compromiso y para promover un entorno de respeto y dignidad hacia nuestros mayores. No solo necesitan cuidados, sino también compañía, afecto y reconocimiento. El envejecimiento es parte del ciclo de la vida, y como sociedad, debemos aprender a celebrarlo y a garantizar que nuestros mayores vivan con la calidad de vida y el respeto que se merecen.
Es clave que tejamos una red de apoyo y de relaciones que no solo garantice los cuidados necesarios, sino que también fomente el contacto humano y el reconocimiento. Porque nuestros mayores no solo necesitan ser cuidados, necesitan ser valorados, respetados y acompañados en su día a día. Desde Brunimarsa, nos comprometemos a trabajar junto a las instituciones y el tejido asociativo para dar respuesta a estas necesidades, que son, al final, las necesidades de toda la sociedad.
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